Jesurún por Miguel Rodrguez Casellas publicado en el Nuevo Dia , 10 de Junio del 2010
“Roberto Arango y Carrie Bradshaw intercambiaron camellos esta semana. Aunque el sonriente senador alegó recrear a Indiana Jones, su pose fotográfica más bien parece un clandestino homenaje a Sex and the City 2. El chiste se desinfla cuando trasciende que la caravana legislativa tenía como propósito participar de un seminario de paz… en Israel.”
La palabra “paz” e “Israel” hoy no caben en la misma oración. Entrarle a tiros a una flota internacional de pacifistas, que procura llevar ayuda humanitaria a Gaza, desautoriza al gobierno de Israel y a sus incondicionales.
Son voces inteligentes del propio sionismo las que salen a condenar el incidente, cuya mínima cobertura local contrasta con las primeras planas del resto del mundo.
En España, falangistas y socialistas se aliaron en la condena. En Estados Unidos, como era de esperarse, el relativismo exculpatorio al que se relega el conflicto árabe-israelí desató reacciones muy tibias, producto del chantaje político de los sectores más conservadores de la comunidad judío-americana.
Un favor se haría la comparsa de Arango si prestara oídos a la lúcida disidencia israelí que habla desde su nicho minoritario. Tampoco tendrían que viajar tan lejos -ni montar camellos- cuando cuentan con un laboratorio vivo donde practicar la paz en la huelga estudiantil forzada por un gobierno de trasnochada vocación fascista.
De Israel habría que aprender la solidaridad ciudadana, tanto como desaprender su aislacionismo supremacista. La victimización serial de su devenir histórico ha perdido valor estratégico. Su monopolio sobre la tragedia genocida harta.
El fundamentalismo cristiano, de otra parte, ve en el advenimiento de Israel la señal de un fin del mundo que activaría su proyecto de redención personal, concebido en los términos más egoístas. Salvarse importa más que salvar.
Israel es el testimonio de un mundo irresuelto por haber delegado en abstracciones divinas la responsabilidad del bienestar humano. Afortunadamente, el entuerto tiene arreglo. A Arango, una lección de amor incondicional. Al Israel belicoso, una flor por cada bala, un abrazo por cada incursión sigilosa y una flota de sabiduría por cada barco pirata.
n El autor es decano de la Escuela de Arquitectura de la Politécnica.